viernes, 12 de octubre de 2012

| Historia de la Odontología - en la Edad Media |



En el inicio de la Edad Media, la odontología se entendía aún con los textos y la praxis relatados en los manuscritos de la Antigua Grecia.
 El mítico gusano dental, archiconocido desde el Antiguo Egipto, todavía era conocido como el causante de la caries dental y del dolor de muelas. En la baja Edad Media y como tratamiento a este “infernal bichito”, se aplicaban soluciones muy elaboradas en forma de gotas para eliminarlo. Siguiendo las pautas de autores árabes, los especialistas aplicaban ácidos duros como el agua fuerte o líquidos cáusticos, protegiendo cuidadosamente el resto de la boca de posibles quemaduras con diques aislantes realizados con cera. Con este método, se conseguía destruir los nervios de la pulpa dentaria sin dañar las...
piezas adyacentes.
La praxis odontológica evolucionó durante esta era, pudiendo observar dos períodos diferenciados de esta época: el de la medicina monástica y el de las universidades.

La medicina monástica

La medicina y la odontología generalmente se predicaba en los monasterios, donde se tradujeron numerosos libros del mundo árabe. Existe constancia de un verdadero auge en la cirugía, tarea que fue puesta en manos de barberos, ya que como se sabe, los monjes tenían prohibido realizar operaciones.

Los barberos acudían con frecuencia a los monasterios y con el tiempo ampliaron su oficio realizando varios tipos de cirugías como batir cataratas, extraer piedras de la vejiga, abrir abscesos y extraer muelas. Con la habilidad con la que afilaban sus cuchillas y hojas de afeitar, mostraron su gran destreza y sabiduría.

En Paris se organizó el primer gremio de barberos, formado por algunos que ampliaron sus conocimientos (cirujanos de bata larga) ante otros (barberos llanos).

Los barberos llanos no podían practicar cirugía sin examinarse de antemano ante los miembros del primer grupo.

Los primeros barberos cirujanos famosos dejaron constancia en manuscritos textos que sirvieron de guía para las generaciones posteriores. Algunos de estos famosos cirujanos posteriores fueron Roger de Salemo y Rolando de Parma. En sus escritos se recomienda evitar las extracciones de muelas salvo como último recurso, debido al peligro que esto conllevaba, ellos establecían que era mejor la fumigación, con semillas de puerros y beleño; y cauterización de la pieza dental. En sus tratados podemos encontrar polémicas sobre el tratamiento de fracturas y luxaciones mandibulares, sangrado de las venas debajo de la lengua y los remedios para el dolor de muelas.

Medicina universitaria

De gran relevancia la Escuela Médica de Salermo, fundada en el siglo X, el primer centro de enseñanza de medicina en Europa Occidental. Como docentes un grupo de curanderos que impartían conocimientos reglados hasta la aparición de las primeras universidades como tales.

 Las escuelas de medicina en la Edad Media estaban íntimamente relacionadas con los hospitales, de modo que las practicas podían realizarse frecuente y variadamente.

En relación con la odontología hay que mencionar a Bernardo de Gordon que introdujo la teoría del aflojamiento de los dientes y a Guy de Chauliac, que estimuló la higiene dental y señaló que la caries dental tenías tres fases: la producción de dolor, la producción de dolor sin estimulo externo y flemón.

También importante fue Giovanni Da Vigo, que fue el primero en realizar obturaciones con hojas de oro.

Guy de Chauliac

(1300-1368). Personaje célebre en los siglos XIV y XV en el campo de la cirugía. Estudió medicina en Toulose y Bolonia. Fue el autor del trabajo “Inventorium … Chirurgicalis Medicinae”, que pronto se convirtió en el principal trabajo quirúrgico de su tiempo, siendo traducido a varios idiomas en copias manuscritas.

En este documento tan importante se analiza la anatomía de los dientes y su erupción. También recopiló las enfermedades a que están sujetos los dientes como, aflojamiento, corrosión, congelación, dolor, etc. Las curas universales consistían en seguir unas reglas de higiene, el uso de purgantes, sangrías de las venas cefálicas o sublinguales, ventosas, fricciones, escarificación y el tratamiento de alteraciones mentales.

Sus reglas de higiene eran muy precisas:
Evitar la comida que se pudre con rapidez.
Evitar la comida o bebida demasiado caliente o fría, evitando especialmente ingerir comida extremadamente fría después de otra demasiado caliente y/o viceversa.
No morder cosas demasiado duras.
Evitar comidas pegajosas, como higos y dulces a base de miel.
Evitar ciertas comidas conocidas por ser malas para los dientes (ejemplo eran los puerros)
Limpiar los dientes con suavidad con una mezcla de miel y sal quemada a la cual se le han añadido un poco de vinagre.

Además, recomienda el lavado de los dientes careados con vino y menta, pimienta u otros agentes, y el empaste posterior de las cavidades con polvo de agalla, alfóncigo, mirra, alcanfor o cualquier otra sustancia de una lista extremadamente larga.

Señalaba el uso de astringentes y otros agentes para fortalecer los dientes con movilidad, sugiriendo que si se caían podían ser substituidos por otros dientes humanos o dientes artificiales, construidos como en eras anteriores, de huesos de ganado y sujetados por alambre de oro.

Gracias al tratado de Chauliac, podemos saber que los cirujanos de la Edad Media ya usaban fármacos, tales como el opio, la hiosciamina, raíz de la mandrágora, la hiedra, etc, para tratar y evitar el dolor en sus pacientes durante las operaciones.


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